Esta historia ocurrió allá por la década del 50, en un lugar cercano a
San Francisco, camino al Morro. Había allí un señor adinerado, dueño de unas
cuantas hectáreas de terreno, los campesinos comentaban que éste señor tenía
pactos con el “Amigo”, porque cada año que pasaba, al hacer un recuento de sus
ganancias se podía ver, a simple vista que le iba bien. Tenía buenas cosechas,
aumentaba el ganado. También se comentaba que cada año algunos de sus empleados
tenía que desaparecer, porque esas eran las exigencias que el “Amigo” le ponía,
a cambio de favorecerlo en sus ganancias, además se decía que nadie, aparte de
él y sus empleados de confianza podían entrar en su morada.
Cierto día en que un grupo de amigos,
comentaban acerca de la fortuna de éste hombre y lo siniestro de su casa, uno
de ellos, el más valiente, informó a los demás que él se atrevía a entrar a la
casa, lo que por supuesto nadie creía, pero este hombre valiente y decidido
encaminó sus pasos hacia ese lugar desconocido.
Los demás, temerosos, observaban la escena,
y él con las llaves en la mano, las que le había robado a uno de los empleados
de confianza del patrón, se dirigió hacia la casona misteriosa. Serían
alrededor de la siete de la tarde cuando este hombre ingresaba al lugar. Sus
amigos estaban expectantes, esperaron largas horas hasta que se dejó caer la
noche y el cristiano aún no aparecía.
A eso de las cuatro de la tarde del día
siguiente, recién entonces vieron entreabrirse la puerta de la casona y llenos
de espanto, vieron aparecer a un hombre; pálido, cabizbajo, asustado y muy
adolorido.
¿Qué había pasado?. Lo que era de esperar,
contaba el valiente Fulgencio. Que al ingresar al lugar, una sombra negra y
grande se le había aparecido y le había preguntado qué hacia él ahí y de un
“guaracazo” le había tomado y levantado a gran altura, una y otra vez, hasta
que perdió el conocimiento y cuando despertó, esa fuerza ya no estaba. Desde
ese momento adelante, nadie más se
atrevió a pasar por el lugar. Y aún hoy en algunos días, cuentan los vecinos,
que una sombra se ve deambular por esa casa ahora abandonada por el antiguo
dueño, y sigue esperando algún nuevo visitante llegue a visitar su portal.
Leyenda por Fernanda Torres Godoy
Leyenda por Fernanda Torres Godoy
No hay comentarios:
Publicar un comentario